miércoles, 14 de mayo de 2008

Mundo Castrexo y Santa Tecla (II).


Para Galicia se calculan unos 5.000 castros del mundo Castrexo, en muchos de estos casos perviven con asentamientos actuales de muchos pueblos y ciudades.

Parte de la Meseta Norte, País Vasco y la zona Cantábrica, poseen en la 2ª Edad de Hierro unos poblados agrupados en zonas más o menos elevadas y fortificadas a manera de nuestros castros. Pero su estructura (distribución del hábitat interior, organización defensiva, materiales empleados, idea general de la organización del poblado), contrastan con los del noroeste. Esta cultura abarcaría la totalidad de Galicia con prolongación por el este hasta el río Navia y por el sur hasta el Duero, comprendiendo las regiones portugueses de Minho y Tras-os-Montes. Con una zona de influencia que llegaría hasta el río Sella por el este y hasta Coimbra por el sur.

El castro corresponde a una organización social suprafamiliar. En el caso de Santa Tecla se utiliza la palabra “citania” para designar a castros de mayores dimensiones; en relación con otros como Sanfíns en Portugal, Briteiros, San Cibrán. Se cree que la cultura castreña o castrexa abarca unos 1.000 años, desde el 520 a.C. hasta el 570 d.C. a partir de unos datos obtenidos del castro de Borneiro en la provincia de A Coruña.

Después de la colonización romana los castros grandes como Santa Tecla permanecieron poblados.

Elegían lugares de fácil defensa para establecer sus hábitats, y solían estar rodeados de murallas defensivas que rondaban los 3 m. de ancho, aunque en el caso de Santa Tecla ronda 1’5 m. La puerta sur de este castro está cortada y retraída para dificultar el acceso y mejorar la defensa; en la puerta norte hay un espacio rectangular que se interpreta como un cuerpo de guardia.

En el interior de las cabañas se diferenciaban las camas a los laterales, el hogar prácticamente en el centro, la columna central, y también en los muros arcas o alacenas y en este caso la presencia de vestíbulos. La cubierta solía ser de materiales ligeros en forma cónica y sobre un poste central; aunque en Santa Tecla se suponen indicios de falsa bóveda por la inclinación de algunos de sus muros.

Hay presencia de pequeños “barrios” (un par de casas y dependencias de tipo almacenes y depósitos, denominados también agrupaciones suprafamiliares).

El poblado parece edificarse poco después de la integración de estas tierras en el imperio romano y abandonarse en paralelo de la concesión del ius Latii a los habitantes de la Gallaecia.

Las cabañas y sus accesorios son el elemento fundamental en la organización interna del poblado. En su práctica totalidad presentan planta circular u ovalada, aunque hay alguna excepción de planta rectangular. No está muy claro que para el recubrimiento de las techumbres se utilizara la clásica cubierta cónica con un poste central (no aparece hueco para el poste) incluso podría ser un techo plano o incluso a dos aguas.

Viviendas y almacenes constituyen la práctica totalidad de las estructuras presentes en casi todo el poblado.

Hasta hace pocos años era un tópico decir que estos poblados crecían de manera caótica y sin planificación previa. Hoy sabemos que la unidad básica en la estructura del poblado es la formada por varias viviendas y sus correspondientes almacenes, con las entradas de todos ellos abiertas a un pequeño patio común, generalmente enlosado. Una compleja red de canales de evacuación de aguas pluviales discurre bajo los suelos y los pavimentos. La muralla fue lo primero en levantarse y es lo que le da una unidad a todo el conjunto.

El lugar no fue súbitamente destruido sino que se abandonó lentamente, de modo que, salvo las pérdidas accidentales, los habitantes tuvieron tiempo de llevarse consigo todo lo que les era de utilidad. Además la acidez del suelo eliminó todo resto de materia orgánica.

La zona del extremo sudoccidental de la actual Galicia estaba habitada por los Grovii, comunidad indígena cuya ciudad más importante era la llamada Castellum Tyde o Tude, ubicada con toda seguridad donde está la villa de Tuy.

Se trataría de una comunidad de base campesina relativamente estructurada y con un cierto elenco de actividades económicas. Con pequeñas diferencias sociales.

Agricultura y recolección: Molinos manuales (importancia de la cultura cerealista), Hachas y hoces de hierro, también bifaces de cuarcita (recolección de moluscos).

Ganadería: Aparecen restos de ovicápridos, bóvidos y gallináceas, la conservación de estos restos se vio favorecida por los depósitos de cuncheiras, que propician la creación de un ambiente calizo que conserva los restos orgánicos.

Pesca y marisqueo: Faneca, maragota, robaliza o lubina. As cuncheiras son una muestra palpable de la actividad mariscadora.

Actividades artesanales: Actividad textil (pesas de telar planas), Fusayolas (función de contrapeso), agujas de bronce con ojo ovalado.

Comercio e intercambio: importancia estratégica del poblado para el comercio marítimo tanto fluvial como de cabotaje (importación de vinos y aceites sobre todo de la Bética) Aparición de monedas romanas de Augusto y Tiberio.

Vestido y complementos: Complementos de función práctica y de distinción social (fíbulas, alfileres, cuentas de collar, pulseras y torques.

El ocaso del poblado.

El ocaso de Santa Tecla se debió al efecto de las reformas de tipo administrativo promulgadas por los emperadores de la dinastía Flavio, y al modelo de explotación del medio natural impuesto por la administración romana, mediante la ubicación de villae y vici. Esta imposición de organización habitacional hizo inútil el hábitat cerrado castrexo, con lo que sus pobladores se vieron obligados a abandonar su hábitat, y fueron ubicados en las zonas más llanas, en la actualidad en estas zonas existen restos habitacionales de época y estilo romano. Restos y testigos de esta época se pueden encontrar hoy en día en A Proba, Camposancos, etc, e incluso si se llevaran a cabo excavaciones sistemáticas se encontrarían seguramente en los alrededores de algunos barrios guardeses.

lunes, 28 de abril de 2008

Fiestas.


Parte del acervo cultural del pueblo guardés lo constituyen sus fiestas o romerías, algunas de origen religioso, que siguen manteniendo esta tradición, como por ejemplo las procesiones del Corpus; otras de origen gastronómico como las fiestas del pez espada, la langosta o del roscón de yema; y otras de origen religioso pero que han ido evolucionando hacia un paganismo casi superlativo.
A lo largo de estas líneas me centraré en éste último grupo de fiestas, entre las que destaca sobremanera la fiesta grande guardesa, la fiesta con mayúsculas, As Festas do Monte.
Como decía antes estas fiestas comenzaron siendo una romería religiosa. Se cree que un grupo de sacerdotes y feligreses subieron al monte Santa Tecla hace ya más de un siglo, para rogar a la Virgen por unas lluvias que no llegaban, ya que se venían sucediendo unos veranos de importante sequía. Pues bien, con el tiempo esa romería o procesión de plegarias se fue transformando en una costumbre en la que los guardeses y las guardesas subían al monte en el segundo domingo de agosto para comer, festejar y dar las gracias por las lluvias deseadas.
Como muchas otras fiestas, un origen religioso dio lugar, con el paso de los años, a un festejo totalmente pagano, y en la actualidad la vertiente religiosa de veneración del monte y de su patrona se lleva a cabo en septiembre, en la romería de la Virgen de Santa Tecla.
Pues bien, en la actualidad As Festas do Monte se celebran la segunda semana del mes de agosto, durando las mismas toda la semana, el pistoletazo de salida se da e lunes, con el tradicional pregón, teniendo su culmen o clímax el domingo y acabando el lunes siguiente con el tradicional lanzamiento de fuegos artificiales desde el puerto.
Estas fiestas son, para la mayoría de los guardeses lo más importante del año y una buena parte de los mismos intentan hacer coincidir sus vacaciones con la citada semana. La villa se viste de gala, toda la semana existen actividades de todo tipo, desde desfiles de trajes tradicionales gallegos, comparsas, y verbenas nocturnas, que para disfrute de los noctámbulos suelen acabar a altas horas de la madrugada, completándose la diversión con todos los locales de copas guardeses.
La semana va avanzando, los más osados salen todos los días hasta que el cuerpo les aguante, pero lo realmente fuerte empieza a verse a partir del jueves, cuando en los ánimos de los guardeses comienza a aparecer un sentimiento difícil de explicar con palabras, está próximo el Domingo del Monte.
A partir de ahora el protagonismo recaerá en las bandas marineras, consistentes en una serie de grupos de amigos con un objetivo común, pasarlo bien el Domingo del Monte. En total existen un total de 19 bandas, antre las más antiguas hay que citar a A Banda Negra, Os Perdidos, O Mau-Mau, etc. Estas bandas comoparten una indumentaria y un toque común, lo de toque lo digo porque las bandas marineras están compuestas por romeros que llevan instrumentos de percusión, cajas bombos y tambores, y también están presentes las gaitas gallegas. Ya que no quiero excluir a ninguna banda intentaré enumerarlas, aunque lo voy a hacer de memoria, así que pido disculpas de antemano a algún componente de alguna banda que me quede en el tintero, si es así les invito a que manden un comentario al blog y yo con muchísimo gusto rectificaré e introduciré esa banda que se me haya quedado atrás. Las bandas son las siguientes:

Banda Negra, Banda Roxa, A Carallada, A Desfeita, Ceu Oscuro, Achicadoira, Os da Corea, Os Perdidos, A Foliada , A Beira do Río, Mau-Mau, Os Despistados, Ribadela, A Troulada, Os do Rancho, Os da Alba, O pé do Trega, Nova Semente, A Fervenza Tinta, Do outro lado do Monte.

Pues bien, como había dicho, las bandas comienzan a ser las protagonistas de las fiestas. El jueves se suele celebrar O Encontro das Bandas, tradición que contará este año próximo con su quinta edición, aquí las bandas exhiben sus mejores galas en una serie de stands dispuestos para dicho fin. A lo largo de la tarde los visitantes pueden gozar de música y tradiciones gallegas, malabares y cosas por el estilo. El sábado es el día del desfile, en el que todas las bandas participantes en la romería, así como todos los grupos de música tradicional gallega de A Guarda, participan en el mismo. El tradicional desfile sale de la Alameda y va recorriendo las calles guardesas para disfrute del público hasta llegar al puerto.
El domingo es el día más importante de la semana guardesa. Se sube al monte, por lo general andando, aunque los hay que cogen el coche. Pues bien, se empieza a subir a eso de las 11:00 de la mañana, cuando las familias van buscando un buen sitio para disfrutar del domingo y poder coomer a la sombra. Las bandas por lo general suben hasta la cima del monte, en cuanto a un servidor, me gusta subir hasta lo más alto y no quedarme a medio camino, pero cada uno tiene su criterio.
Después los romeros van a comer, para recargar energías, ya que resulta bastante agotadora la subida del monte tocando y cargando con los citados instrumentos. Sólo hay una banda que lleva a cabo su jura antes de la comida, esa es la Banda Negra, una de las más genuinas de todas. La jura es algo que resulta un poco complicado explicar, sobre todo para aquellos que no han estado allí. El acto en sí consiste en beber vino tinto, pero la jura va muchísimo más lejos. En la jura se mezclan muchísimos sentimientos, pero el más común es jurar por volver a estar allí el año próximo, y también jurar por los que no han podido estar o por los que no podrán estar nunca más. Para el espectador poco iniciado, no es más que eso, beber vino, pero detrás de todo ello hay muchísimo sentimiento. Para intentar aclararos algo, y como integrante de una de estas bandas, A Fervenza Tinta, os pondré el texto de la misma, que por otro lado, y por qué no decirlo, fue creada por quien os escribe.

Xuramos por nós, xuramos polo monte,
xurámoslle que volverémo-lo ano que ven,
que mentres teñamos folgos xuraremos
sempre que as nosas forzas resistan.
Xuramos como xuraron os nosos pais,
xuramos pola amizade que nos uniu
para nesta troulada participar.
Xuramos polos caídos que de seguro
eles tamén nos quererían xurar,
xuramos polos que non puideron estar
para que en vindeiros anos poidan con nós xurar.
Xuramos en fin, por todo aquilo que queremos;
non xuramos sen máis, xuramos e xuraremos
pola nosa banda xa que A FERVENZA TINTA
polas nosas gorxas xa comeza a baixar.


La jura de las diferentes bandas se va prolongando a lo largo de toda la tarde, en muchos casos hasta que el cuerpo aguante, pero aún queda la bajada, A Desfeita. Después de las juras, hacia las 18:00 las bandas bajarán desde lo alto del Monte hasta el Cancelón o Montiño, donde muchos romeros se reunirán con sus familias para comer algo y recargar la pilas, porque esto no acaba aquí y en el Montiño se juntan todas las bandas en un mosaico de colores y ruido y vino que resulta difícil imaginarse si no se está allí. Después una a una las bandas irán bajando de nuevo, desde el Montiño hasta el puerto, a lo largo de las calles guardesas, en lo que es conocido como A Desfeita, momento de las fiestas que le da nombre a una de las bandas participantes, que es la última en bajar del monte.


Todo esto que os estoy relatando tan friamente es un espectáculo digno de ver, ya que los romeros no dejamos de tocar en ningún momento, todo por el Monte, todo por las fiestas, todo por A Guarda.
También quería aprovechar para denunciar algo que los guardeses venimos comprobando año tras año, ya que los medios de comunicación que cubren estas fiestas no son nada imparciales y suelen sacar de contexto las fotografías que al día siguiente aparecen en periódicos como el Faro de Vigo o el Atlántico, señores, entérense bien, NO SON LAS FIESTAS DEL VINO, SON AS FESTAS DO MONTE. Y, la verdad sea dicha, la gran mayoría de las fotografías publicadas en los citados medios de comunicación no corresponden a romeros guardeses, y con esto no quiero decir que los que no son guardeses no puedan disfrutar de las fiestas, ni muchísimo menos, ya que los necesitamos, pero sí es cierto, que el que no es de A Guarda, O Rosal, Oia, etc. no vive As Festas do Monte como nosotros.
Sin más invito a todos los lectores de mi blog a que señalen con un color bien llamativo en sus calendarios la segunda semana de agosto y pongan en letras bien grandes, FESTAS DO MONTE DE A GUARDA. Repitiréis, os lo aseguro. Un saludo.
Aprovecho este artículo un poco menos serio para decirles a todos los que habéis opinado por la elección que hago del idioma del blog, para deciros que no es que no quiera escribir en galego, sino que en castellano me podrá entender un mayor número de intarnautas, es sólo ese el motivo. Pero de todos modos gracias por visitarme y gracias por opinar.