martes, 26 de febrero de 2008

Ya lo decía Estrabón.


La belleza de estos parajes ya están reflejadas en la literatura desde antiguo. Ya lo decía Estrabón en su afamada obra "Geografía", considerada escrita entre los años 29 y 7 a.C. En esta obra, Estrabón describe la totalidad del Imperio Romano. Más concretamente en su libro tercero narra
las características de la Iberia, tierra que comenzó a interesar a los romanos allá por el año 218 a.C. cuando la consideraron de una importancia estratégica esencial para poder acabar con los cartagineses, los grandes enemigos de Roma por aquella época.
Al describir, Estrabón las tierras de la Lusitania habla también de las tierras de los gallaeci o galaicos, y en ocasiones confunde unas tierras con las otras. Cuando está describiendo los ríos habla así del Miño: (...) "Lo mismo pasa con el Baínis, llamado por otros Minion (río Miño), el mayor de los ríos de Lusitania*, e igualmente navegable en unos 800 estadios; (1 estadio romano = 185 metros) Poseidónios dice que procede también del país de los "kantabroi"**. En su desembocadura hay una isla con dos muelles a los que se pueden arrimar los barcos***. Tiene una disposición natural digna de alabanza, pues los ríos éstos, encajados entre orillas tan altas, pueden contener las mareas ascendentes, evitando así los desbordamientos y las inundaciones de las tierras bajas.
No es este un artículo histórico, aunque haga en él referencia al gran Estrabón. Más bien es un recurso para hacer ver al lector que ya en época romana la zona hoy conocida como Baixo Miño, y más concretamente su estuario y desembocadura, actualmente dividida entre los ayuntamientos de A Guarda y O Rosal, era una zona de una belleza admirable. Actualmente esa belleza natural se mantiene, aunque a duras penas, ya que la masiva edificación que ha venido llevándose a cabo en estos citados ayuntamientos está cambiando drásticamente el paisaje de la zona, quedando ya como un majestuoso bastión contra el progreso incontrolado del ladrillo el Monte Santa Tecla, tan venerado por los guardeses.
Es este un artículo que intenta despertar en el lector, sobre todo en el conocedor de estos parajes un sentimiento único. En A Guarda ha habido población humana ya desde época prehistórica hacia el año 10.000 a.C., civilización que se ha llamado por su cultura material camposanquiense, debido a los restos líticos tallados que se han ido encontrando en las playas de Camposancos, parroquia guardesa. Pues bien, 10.000 años nada más y nada menos. Estas culturas no se establecieron en esta zona por casualidad sino que eligieron estos asentamientos para poder llevar a cabo allí sus actividades. En estos momentos estamos hablando de caza, pesca y recolección de frutos. Si ya estos nuestros antepasados se habían establecido aquí fue por la enorme riqueza natural que posee A Guarda, riqueza natural que debemos mantener entre todos para, quién sabe, quizá dentro de otros 10.000 años las gentes venideras hablen de nosotros como de una civilización que supo estar en armonía con el medio y supo apreciar las maravillas que la naturaleza destinó a este paisaje.
Que quede claro que mi intención en este artículo no es rechazar el progreso. Lo que estoy intentando decir es que debemos mantener intacto nuestro patrimonio natural y cultural, porque es este patrimonio el que hace de A Guarda un sitio distinto. No estoy negando el derecho de las empresas encargadas de la edificación a crear viviendas tan necesarias para nuestro estilo de vida, simplemente estoy reclamando un poco de control en las mismas para que no tenga que cambiar el título del artículo de "A Guarda, sitio distinto" a un simple "A Guarda, sitio".

* Estrabón lo considera aquí lusitano, cuando en otro lugar dice que los kallaikoi o callaeci comienzan en el Dourios (III, 4, 20).

** Poseidonios, hacia el año 100 a.C., menciona a los cántabros , creyendo, por error, que el Bainius (Miño) nacía entre ellos. Los cántabros ocupaban en tiempos de Estrabón la parte central de la costa cantábrica.

*** Se cree que el río Miño era navegable unos 150 Km, es decir, hasta la confluencia con el río Sil aproximadamente. Otro nombre del Miño era Bainis. La isla, con su muelle, debe ser la isla Canosa o la ínsua, frente al monte Santa Tecla, donde se alzan todavía las importantes ruinas de un castro coetáneo de Estrabón.