jueves, 27 de marzo de 2008

El Castillo de Santa Cruz.


Carlos Olbes Durán escribía hacia el año 1995, al final de su artículo sobre el castillo de Santa Cruz de A Guarda, en su obra Castillos de Pontevedra, Ediciones Lancia, 1995.
En el año 1860 fue subastado públicamente en parcelas, y hoy se halla totalmente cubierto de arbolado hasta tal punto, que son muchos los vecinos de A Guarda que desconocen su existencia; conserva su estructura principal con pequeños desmoronamientos así como garitas en los ángulos de los baluartes además de los cuatro revellines que defendían las cortinas, pero de todos modos sería fácil su conservación, eliminando el exceso de arbolado y adquiriendo sus terrenos alguna entidad pública con fines culturales y recreativos.
Pues bien, esto es lo que escribía el bueno de Carlos, qué inocencia, me quedo sobre todo con su última frase: pero de todos modos sería fácil su conservación, eliminando el exceso de arbolado y adquiriendo sus terrenos alguna entidad pública con fines culturales y recreativos. Pues bien, hoy en día los terrenos del Castillo de Santa Cruz no están en manos de una entidad pública, sino en manos privadas. Yo también me considero inocente, como Carlos, y me encantaría que en cada pueblo, ciudad o aldea sus habitantes pudieran disfrutar del patrimonio de cada lugar. Es cierto que el Castillo de Santa Cruz ha pasado desapercibido para la mayoría de los guardeses, debido al estado en que se encontraban sus fachadas (totalmente anegadas de vegetación). De acuerdo, ha pasado desapercibido, pero seguro que si se le preguntase a los guardeses si le gustaría que el Castillo de Santa Cruz estuviera totalmente restaurado, con entrada gratuita y controlada, con paneles explicativos, con exposiciones e incluso con un guía turístico yo creo humildemente que la mayoría preferiría esta opción a la actual.
La situación fronteriza de A Guarda ha sido la causante de numerosos episodios bélicos a lo largo de su historia; la población tuvo murallas y fortificaciones hoy desaparecidas. Se conserva el Fuerte o Castillo de Santa Cruz, construido entre los años 1663 y 1664 por el capitán general de Galicia, don Luis de Poderico en una fase difícil de la guerra con Portugal que se venía arrastrando desde 1640. La rapidez de construcción se tardijo en una baja calidad constructiva y un inapropiado lugar, dominado por otras alturas y muy pedregoso, dando lugar a un recinto irregular con cuatro baluartes llamados Santa Tecla, La Guía, Santa Cruz y San Sebastián, cuatro revellines y una estrada cubierta, careciendo de foso.
En junio de 1665 los portugueses consiguen en el Alentejo la decisiva victoria en Montesclaros y unos meses después organizan una ofensiva en Galicia formando un importante ejército en el que figuraban varios cuerpos de tropas extranjeras al mando del Conde de Schomberg, siendo el conjunto dirigido por el Conde de Prado; cruzaron el Miño por Goián el 28 de octubre de 1665 y no se atrevieron a atacar Tui, dirigiéndose hacia A Guarda donde pusieron sitio al fuerte de Santa Cruz, el cual fue defendido valerosamente, pero la noche del octavo día los portugueses llegaron a la estrada cubierta atacándola por tres lugares y conquistándola empezaron a picar la muralla. Visto esto, el gobernador del fuerte Jorge de Madureira capituló saliendo del castillo con 600 soldados, 500 auxiliares y 100 heridos, con sus armas y una pieza de artillería, dirigiéndose hacia Tui.
Los portugueses ante la llegada del invierno se retiraron pronto dejando una guarnición de 900 hombres en el castillo al mando del maestre de campo Baltasar Fagúndez. El capitán general de Galicia don Luis de Poderico no hizo nada para impedir las correrías del ejército portugués aunque disponía de 6.000 infantes de paga, 2.000 caballos y muchas milicias, limitándose a fortificarse en el fuerte de Medos (en la parroquia de Santiago de Estás, en el Concello de Tomiño) y observar al enemigo.
La villa de A Guarda y el Fuerte de Santa Cruz no fueron devueltos a España hasta que se firmó la paz entre los dos países en febrero del año 1668. Esta paz indicaba la mutua devolución de plazas conquistadas con la excepción de Ceuta, que quedó en poder de España.
Tras los sucesos de la Guerra de la Independencia comenzó su declibe, siendo Juan M. Pérez González, en 1885, su último gobernador.
Pues bien, con todo esto y ya para finalizar, yo no estoy en contra de que en la actualidad estos terrenos, incluyendo el Castillo estén en manos privadas, ni mucho menos, sino que espero que estos nuevos dueños acondicionen de una vez por todas esta fortaleza y que hagan que los guardeses podamos estar orgullosos de nuestro patrimonio. Lo ideal sería no haber llegado hasta este extremo y que la Xunta de Galicia, la Diputación de Pontevedra o el propio Concello de A Guarda se hubieran hecho con esta edificación antes que unas manos privadas para el disfrute de todos los guardeses y de todos aquellos que nos visitan.