lunes, 28 de abril de 2008

Fiestas.


Parte del acervo cultural del pueblo guardés lo constituyen sus fiestas o romerías, algunas de origen religioso, que siguen manteniendo esta tradición, como por ejemplo las procesiones del Corpus; otras de origen gastronómico como las fiestas del pez espada, la langosta o del roscón de yema; y otras de origen religioso pero que han ido evolucionando hacia un paganismo casi superlativo.
A lo largo de estas líneas me centraré en éste último grupo de fiestas, entre las que destaca sobremanera la fiesta grande guardesa, la fiesta con mayúsculas, As Festas do Monte.
Como decía antes estas fiestas comenzaron siendo una romería religiosa. Se cree que un grupo de sacerdotes y feligreses subieron al monte Santa Tecla hace ya más de un siglo, para rogar a la Virgen por unas lluvias que no llegaban, ya que se venían sucediendo unos veranos de importante sequía. Pues bien, con el tiempo esa romería o procesión de plegarias se fue transformando en una costumbre en la que los guardeses y las guardesas subían al monte en el segundo domingo de agosto para comer, festejar y dar las gracias por las lluvias deseadas.
Como muchas otras fiestas, un origen religioso dio lugar, con el paso de los años, a un festejo totalmente pagano, y en la actualidad la vertiente religiosa de veneración del monte y de su patrona se lleva a cabo en septiembre, en la romería de la Virgen de Santa Tecla.
Pues bien, en la actualidad As Festas do Monte se celebran la segunda semana del mes de agosto, durando las mismas toda la semana, el pistoletazo de salida se da e lunes, con el tradicional pregón, teniendo su culmen o clímax el domingo y acabando el lunes siguiente con el tradicional lanzamiento de fuegos artificiales desde el puerto.
Estas fiestas son, para la mayoría de los guardeses lo más importante del año y una buena parte de los mismos intentan hacer coincidir sus vacaciones con la citada semana. La villa se viste de gala, toda la semana existen actividades de todo tipo, desde desfiles de trajes tradicionales gallegos, comparsas, y verbenas nocturnas, que para disfrute de los noctámbulos suelen acabar a altas horas de la madrugada, completándose la diversión con todos los locales de copas guardeses.
La semana va avanzando, los más osados salen todos los días hasta que el cuerpo les aguante, pero lo realmente fuerte empieza a verse a partir del jueves, cuando en los ánimos de los guardeses comienza a aparecer un sentimiento difícil de explicar con palabras, está próximo el Domingo del Monte.
A partir de ahora el protagonismo recaerá en las bandas marineras, consistentes en una serie de grupos de amigos con un objetivo común, pasarlo bien el Domingo del Monte. En total existen un total de 19 bandas, antre las más antiguas hay que citar a A Banda Negra, Os Perdidos, O Mau-Mau, etc. Estas bandas comoparten una indumentaria y un toque común, lo de toque lo digo porque las bandas marineras están compuestas por romeros que llevan instrumentos de percusión, cajas bombos y tambores, y también están presentes las gaitas gallegas. Ya que no quiero excluir a ninguna banda intentaré enumerarlas, aunque lo voy a hacer de memoria, así que pido disculpas de antemano a algún componente de alguna banda que me quede en el tintero, si es así les invito a que manden un comentario al blog y yo con muchísimo gusto rectificaré e introduciré esa banda que se me haya quedado atrás. Las bandas son las siguientes:

Banda Negra, Banda Roxa, A Carallada, A Desfeita, Ceu Oscuro, Achicadoira, Os da Corea, Os Perdidos, A Foliada , A Beira do Río, Mau-Mau, Os Despistados, Ribadela, A Troulada, Os do Rancho, Os da Alba, O pé do Trega, Nova Semente, A Fervenza Tinta, Do outro lado do Monte.

Pues bien, como había dicho, las bandas comienzan a ser las protagonistas de las fiestas. El jueves se suele celebrar O Encontro das Bandas, tradición que contará este año próximo con su quinta edición, aquí las bandas exhiben sus mejores galas en una serie de stands dispuestos para dicho fin. A lo largo de la tarde los visitantes pueden gozar de música y tradiciones gallegas, malabares y cosas por el estilo. El sábado es el día del desfile, en el que todas las bandas participantes en la romería, así como todos los grupos de música tradicional gallega de A Guarda, participan en el mismo. El tradicional desfile sale de la Alameda y va recorriendo las calles guardesas para disfrute del público hasta llegar al puerto.
El domingo es el día más importante de la semana guardesa. Se sube al monte, por lo general andando, aunque los hay que cogen el coche. Pues bien, se empieza a subir a eso de las 11:00 de la mañana, cuando las familias van buscando un buen sitio para disfrutar del domingo y poder coomer a la sombra. Las bandas por lo general suben hasta la cima del monte, en cuanto a un servidor, me gusta subir hasta lo más alto y no quedarme a medio camino, pero cada uno tiene su criterio.
Después los romeros van a comer, para recargar energías, ya que resulta bastante agotadora la subida del monte tocando y cargando con los citados instrumentos. Sólo hay una banda que lleva a cabo su jura antes de la comida, esa es la Banda Negra, una de las más genuinas de todas. La jura es algo que resulta un poco complicado explicar, sobre todo para aquellos que no han estado allí. El acto en sí consiste en beber vino tinto, pero la jura va muchísimo más lejos. En la jura se mezclan muchísimos sentimientos, pero el más común es jurar por volver a estar allí el año próximo, y también jurar por los que no han podido estar o por los que no podrán estar nunca más. Para el espectador poco iniciado, no es más que eso, beber vino, pero detrás de todo ello hay muchísimo sentimiento. Para intentar aclararos algo, y como integrante de una de estas bandas, A Fervenza Tinta, os pondré el texto de la misma, que por otro lado, y por qué no decirlo, fue creada por quien os escribe.

Xuramos por nós, xuramos polo monte,
xurámoslle que volverémo-lo ano que ven,
que mentres teñamos folgos xuraremos
sempre que as nosas forzas resistan.
Xuramos como xuraron os nosos pais,
xuramos pola amizade que nos uniu
para nesta troulada participar.
Xuramos polos caídos que de seguro
eles tamén nos quererían xurar,
xuramos polos que non puideron estar
para que en vindeiros anos poidan con nós xurar.
Xuramos en fin, por todo aquilo que queremos;
non xuramos sen máis, xuramos e xuraremos
pola nosa banda xa que A FERVENZA TINTA
polas nosas gorxas xa comeza a baixar.


La jura de las diferentes bandas se va prolongando a lo largo de toda la tarde, en muchos casos hasta que el cuerpo aguante, pero aún queda la bajada, A Desfeita. Después de las juras, hacia las 18:00 las bandas bajarán desde lo alto del Monte hasta el Cancelón o Montiño, donde muchos romeros se reunirán con sus familias para comer algo y recargar la pilas, porque esto no acaba aquí y en el Montiño se juntan todas las bandas en un mosaico de colores y ruido y vino que resulta difícil imaginarse si no se está allí. Después una a una las bandas irán bajando de nuevo, desde el Montiño hasta el puerto, a lo largo de las calles guardesas, en lo que es conocido como A Desfeita, momento de las fiestas que le da nombre a una de las bandas participantes, que es la última en bajar del monte.


Todo esto que os estoy relatando tan friamente es un espectáculo digno de ver, ya que los romeros no dejamos de tocar en ningún momento, todo por el Monte, todo por las fiestas, todo por A Guarda.
También quería aprovechar para denunciar algo que los guardeses venimos comprobando año tras año, ya que los medios de comunicación que cubren estas fiestas no son nada imparciales y suelen sacar de contexto las fotografías que al día siguiente aparecen en periódicos como el Faro de Vigo o el Atlántico, señores, entérense bien, NO SON LAS FIESTAS DEL VINO, SON AS FESTAS DO MONTE. Y, la verdad sea dicha, la gran mayoría de las fotografías publicadas en los citados medios de comunicación no corresponden a romeros guardeses, y con esto no quiero decir que los que no son guardeses no puedan disfrutar de las fiestas, ni muchísimo menos, ya que los necesitamos, pero sí es cierto, que el que no es de A Guarda, O Rosal, Oia, etc. no vive As Festas do Monte como nosotros.
Sin más invito a todos los lectores de mi blog a que señalen con un color bien llamativo en sus calendarios la segunda semana de agosto y pongan en letras bien grandes, FESTAS DO MONTE DE A GUARDA. Repitiréis, os lo aseguro. Un saludo.
Aprovecho este artículo un poco menos serio para decirles a todos los que habéis opinado por la elección que hago del idioma del blog, para deciros que no es que no quiera escribir en galego, sino que en castellano me podrá entender un mayor número de intarnautas, es sólo ese el motivo. Pero de todos modos gracias por visitarme y gracias por opinar.





lunes, 14 de abril de 2008

El Estuario del Miño.


Ya que nos hemos referido a lo largo de estos artículos a algunos de los elementos más característicos del patrimonio histórico-cultural de esta villa pontevedresa, no podía faltar un artículo referido al patrimonio natural que posee A Guarda. Una prueba de excepción del citado patrimonio natural es el Estuario del Miño, su desembocadura, que hace de A Guarda un punto de referencia a nivel nacional para todos aquellos amantes de la ornitología.

Es uno de los humedales más importantes de Galicia. Durante los meses de otoño-invierno podemos observar centenares de especies de aves como cercetas, correlimos, garzas, gaviotas y aguiluchos. El Parque tiene dos observatorios para aves y una estación ornitológica. Durante los meses de primavera-verano la vegetación alcanza sus cotas más altas, con especies autóctonas de la comarca del Baixo Miño. La zona del estuario del Miño aparece llena de islas fluviales, zonas intermareales, bancos de arena y marismas saladas de enorme valor ecológico.

En total, el estuario del río Miño se extiende a lo largo de 14 kilómetros, para alcanzar los dos mil metros de ancho en su desembocadura, en A Guarda. Su margen final está ocupada por un larguísimo arenal en el que se han formado tres playas fluviales de fina arena, cuyas aguas cambian de grado de salinidad a medida que lo hacen las mareas. Así, cuando está en baja el agua se presenta dulce y casi templada, mientras que en pleamar, cuando el Atlántico penetra con fuerza en la desembocadura, la temperatura del agua desciende y sube su salinidad.

Todo el estuario posee una excepcional riqueza ornitológica. Cormoranes, garzas reales o gacelas conviven aquí con correlimos, porrones moñudos, ánades reales, avefrías, martines pescadores y un largo etcétera. También las riberas del Miño y sus aguas son refugio de varias especies tanto vegetales como piscícolas., lampreas o anguilas nadan a la sombra de un espeso bosque de ribera y vegetación palustre.

Pero si existe un mirador excepcional por estos parajes, ése es el Monte de Santa Tecla, en A Guarda. Altivo y con el peso de miles de años de historia bajo su cima habitada desde el Paleolítico, Santa Tecla es un punto de obligada visita para todo el que se acerque hasta el estuario del Miño. Aquí es donde el río abandona definitivamente sus verdes riberas y se une al Atlántico, y desde aquí, en días claros, el horizonte oceánico se pierde en el infinito. El Pico de San Francisco y O Facho son los nombres de los dos miradores naturales del Monte de Santa Tecla.


martes, 8 de abril de 2008

El poblado castrexo-romano de Santa Tecla.


Situado en lo alto del monte Santa Tecla, de 341 m. de altitud, con condiciones de emplazamiento óptimas para el control visual del estuario del Miño, importante ruta de paso de comercio marítimo en época castrexo-romana, se encuentra el poboado o citania de Santa Tecla, uno de los yacimientos arqueológicos más emblemáticos del área galaica y el más visitado de toda Galicia.
El yacimiento comienza a ser conocido a finales del siglo XIX a través de algunas referencias de Murguía.
En 1913, cuando la Asociación "Pro-Monte" de A Guarda da inicio a los trabajos de apertura de la carretera de acceso a la cima, se dan cuenta de la entidad y relevancia de los restos, lo cual motiva el inicio de la primera campaña de excavaciones sistemáticas.
Estas excavaciones se realizaron en varias etapas:
1ª etapa, de 1914 a 1923, dirigidas por D. Ignacio Calvo Sánchez, centrando su investigación en la zona del margen derecho de la carretera, al lado de la puerta norte de la muralla que rodea al poblado. El poblado se convierte de inmediato en uno de los puntos arqueológicos gallegos más conocidos y valorados.
2ª etapa, de 1928 a 1933, dirigida por D. Cayetano de Mergelina Luna, quien centra las excavaciones en la zona más meridional del poblado, en la puerta sur.
3ª etapa, de 1952 a 1972, época de campañas esporádicas, dirigidas por D. Manuel Fernández Rodríguez.
4ª etapa, entre 1983 y 1988, centrándose de nuevo en la zona más septentrional, al lado de la puerta norte, zona más consolidada en la actualidad.
Todos los datos obtenidos hasta ahora coinciden en señalar su ocupación durante el último tercio del siglo I a.C. y el abandono de la mayor parte del mismo a finales del siglo I d.C.
Desde la campaña de excavaciones y consolidaciones del año 1988 la inactividad en el yacimiento es total.
Este abandono, da una imagen infame pero real del estado del patrimonio guardés a las decenas de miles de personas que visitan cada año el yacimiento, y todo ello a pesar de los grandes beneficios que reporta a las arcas municipales de A Guarda el cobro de un canon por acceder al monte.
Con todo sería beneficioso para todos encontrar la forma de volver a iniciar investigaciones en la zona más desconocida del castro, la que fue excavada por Mergelina hace ya casi 80 años, y consolidar la misma. Esta zona en la actualidad está totalmente cubierta por maleza y vegetación con lo cual se hace totalmente imposible imaginar cual era el tamaño real del poblado, ya que la zona consolidada es una mínima parte del mismo. Ya que el excelentísimo concello de A Guarda recibe tanto beneficio por cobrar el ya comentado canon (creo que en la actualidad se cobran 80 céntimos de euro por visitante) se podría hacer un pequeño esfuerzo y devolverle el favor a nuestro castro e invertir un poco más en su conservación.